Una constante: ¡30 monedas!
¿Qué ocultaba? Era terriblemente
desconcertante: por mucho que tratara de analizar sus actitudes…, hasta el
punto de confundir lo real de lo inverosímil, no lograba descifrar cuáles eran
sus verdaderas intenciones. ¡Sí, ha vuelto a ocurrir!. Ella estaba segura de
que no lo había provocado. ¡Todo en su cabeza era folletinesco…! ¿O acaso
consecuencia de alucinaciones mentales, miedos a retrospectivas experiencias?.
¡No… era explícito, aunque enmascaraba muy bien sus intenciones! ¡Ignoro por
qué razón.!. Pero era culpable.
Por 30 monedas se vendía a Jesús con cada inicio de
una guerra entre hermanos.
Enigmático relato que ofrece variadas lecturas y que a mí me invita a reflexionar sobre la constante deslealtad del ser humano con sus propios congéneres, cuando el dinero se pone siempre por delante de cualquier otro valor. Me ha gustado.
ResponderEliminarMuy cierto. Interesante relato.
ResponderEliminarEste relato es tan cierto en algunas ocasiones sucede con los intereses materiales, corto pero acertado.
ResponderEliminar