Hacía poco tiempo que Ángel y Sofía se
habían trasladado a la calle Atalaya nº28.
Sofía comentaba con Ángel que le
parecía extraño que en la casa que estaba frente a ellos, entraran y salieran
tantas personas a todas horas y todos los días y que incluso algunos de los visitantes le hayan
preguntado por un anuncio en la prensa en el que aparecía su calle con el
nombre de Castillo 31. El número 31 es
la casa de enfrente pero ésta no es la calle Castillo, contestaba ella
invariablemente, aunque mirándola con detenimiento se podría pensar que pudiera
haber sido un castillo, ahora bastante
deteriorado. No conocían a los dueños ya que eran nuevos en la zona, pero Sofía
cada día recelaba más de sus vecinos;
sospechaba que era la casa que buscaban pero se preguntaba por qué tanta gente
buscaba la misma dirección.
Un día intentando localizar en la guía
telefónica un electricista tropezó con un anuncio y su asombro fue mayúsculo cuando
vio un letrero de media página que decía:
Centro Astral, Tarotista,
Invocador y liberador de la Luz en la Oscuridad. Castillo 31
Ofrecemos ayuda espiritual y el arte de
echar las cartas.
Al fin, Sofía comprendió por qué tanta
gente acudía a su calle en busca de Castillo 31.
Resuelto el enigma de Sofía y el del título de tu relato. Buen trabajo, Maruca.
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