Un día, don
Quijote y Sancho Panza entraron en un Mercadona. Una vez dentro, don Quijote, asustado, le
pregunta a Sancho
-Amigo, ¿por
qué me habéis traído a este horrible lugar?
-Mi señor,
con esto de la crisis, cada vez nos invitan menos a comer, así que no nos queda
más que conseguir nuestros propios alimentos, además, a Rocinante se le ha
terminado el pienso y vuestra armadura, con el paso de los siglos, ha perdido
lozanía y brillo, así que aprovecharemos para comprar un bote de pulimento –le respondió
Sancho
El recorrido
se le hizo difícil al pobre Sancho ya que, por cada pasillo que pasaban, a don
Quijote se le antojaba imaginar que monstruos horribles los acechaban: las
verduras eran horrorosos habitantes del mundo subterráneo y las neveras de los
congelados eran enormes dragones de hielo a punto de atacarlo.
Estaba el
pobre Sancho Panza cansado ya de los desvaríos y gritos de su señor y de sus
constantes llamadas de ayuda que, terminando por perder la paciencia, y con un
tono mezcla de enojo y resignación, en respuesta al último grito de auxilio que
don Quijote le acababa de proferir, sólo atinó a responderle:
-Mi señor,
¿qué preferís, cocacola o fanta?
Genial estreno en el Taller y en el blog, Carmen. Deseosos quedamos de leer tus próximos relatos porque éste de poner a dos personajes conocidos en un contexto diferente, ha resultado ser muy buen trabajo. Bienvenida.
ResponderEliminarBienvenida al taller Carmen. Bravo por tu maestría para transportar con esa elegancia y sutileza estos personajes a nuestro tiempo, te felicito.
ResponderEliminarMuy buen relato. Cande
ResponderEliminarBuen relato, claro que sí y más que original temática. La poeta Isabel es muy proclive a ellas. Ay, qué hacer con tanta imaginación y fantasía. Pues vivir al servicio de ellas. Felicitaciones a la alumna (muy buena) y a la maestra (mi muy querida amiga y poeta)
ResponderEliminargirongilcyn@gmail.com
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