Once encuentros
fueron los que hicieron falta para un beso.
Once, los meses que tardaste en pedirme matrimonio.
Once, los días que pasamos de luna de miel.
Once de tus palabras, derretirían cualquier iceberg.
Once, las contracciones para recibir a nuestro primer
hijo.
Once, las noches que llegaste tarde.
Once, las disculpas mal dadas.
Once, los golpes que recibí de tu mano, mano que me había
amado
Once, los días que soporté después de tu último error.
Once, las veces que mi cuchillo atravesó tu cuerpo
desterrándolo de mi para siempre.
Fue un día 11, por cierto.
Once las palabras para decirte que tu relato es fantástico, Zule.
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