Esteban apareció un día en mi pueblo. Simpático pero un poco conflictivo, siempre
estaba enredado en algo. Pronto, los
vecinos se dieron cuenta de que Esteban era muy mentiroso, tanto que no se le
podía creer nada de lo que dijera, aunque él, se creyera sus propias mentiras.
Empezó diciendo que era vendedor de coches. Mostraba catálogos y si alguien quería
alguno, le tramitaría todo, según él, pero todo formaba parte de sus
enredos. De repente, era visitador
médico y con maletín en mano, recorría puestos de salud, pequeños dispensarios
de otros pueblos y en ese trajín, llegó a sentirse médico. Por los pueblos más perdidos, iba visitando a
personas y les recetaba aspirinas y poco más.
Así pasó un tiempo hasta que en una de sus aventuras lo denunciaron y
con esa denuncia llegaron otras por diferentes engaños y por ellas pagó doce
años de cárcel.
Él se creía sus propias mentiras hasta convertirse
en un mentiroso compulsivo. En el pueblo
lo recuerdan como Esteban Noselocrean.