Ese
día el mundo amaneció al revés. Es el
mundo que hemos creado y en el que siempre hemos vivido, sin darnos cuenta de
lo injusto y caótico que es. Un mundo
donde, para vivir unos, tienen que morir otros.
Donde tu amigo, mañana puede ser tu enemigo. Donde hay personas que
mueren por falta de alimento y abrigo. Donde hay niños que no tienen infancia y
que trabajan en la calle o roban para comer y sobrevivir. Donde se mata por fanatismo. Donde los ricos son más ricos y los pobres
más pobres, cada vez. Donde la justicia
es una ilusión y, de existir, solo se aplica a los poderosos. El nuestro es un mundo donde el ecoterrorismo
está acabando con el medio ambiente. Un mundo donde, en muchos lugares, no
saben lo que significan las palabras libertad
e igualdad.
Tenemos
que tener fe en las personas buenas que existen y que se preocupan por los que
sufren, que luchan contra el mal, arriesgando su comodidad y su integridad
física. Debemos seguir luchando para que
seamos mayoría y conseguir que lo que está ocurriendo sea propio de un mundo al
revés.
Luchemos, luchemos para que así sea, Ana.
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