Por esas casualidades de la vida o
caprichos del destino tal vez, eso era exactamente lo mismo que ocurría en la
historia del libro que estaba leyendo.
Un sudor frío recorrió todo mi cuerpo y me quedé petrificada en el
sillón.
El hombre abrió lentamente un
maletín y sacó una carpeta con unos papeles y empezó a escribir en ellos. Y en medio de ese silencio tenso, con miradas
socarronas de mi parte, yo no atinaba a comprender qué estaba pasando. Era como si el destino estuviera jugando
conmigo y lanzaba naipes inesperados sobre la mesa. Mientras tanto, yo leía y veía como se
repetía la escena leída, como por arte de magia, en la realidad.
Entonces, cerré el libro. Me armé
de valor y le pregunté
-¿Hacia donde se dirige usted,
caballero?- Él me lanzó una mirada
penetrante que me heló toda la sangre.
Tímidamente le expliqué
-Perdone, no es curiosidad, sólo
que tal vez tengamos que compartir varias horas juntos.
Él permaneció imperturbable cuando
me expresó escuetamente
-Yo voy al lugar donde nadie tiene
pasado, ni futuro, ¿sabe usted dónde queda eso?
Yo negué con la cabeza mientras
tragaba saliva y una profunda inquietud se apoderaba de mi ánimo.
Abrí el libro y me sumergí de nuevo en aquella inaudita
coincidencia del extraño hombre del tren, sin esperar respuestas, porque no
siempre las hay.
Extraño sí, fantástico también: muy buen relato de suspense, Lilia. Y ese final, insuperable ¡Bravo, bravo!
ResponderEliminarMUY BUENO!, ME ENCATO. QUE MISTERIO , QUE IMAGINACION, CON UNA LECTURA DE ESTAS SI QUE VIAJAS ENTRETENIDO y MUY "TRANQUILO". BESOS
ResponderEliminarMERCEDES MARTIN ABREU
¡Excelente¡ mantiene la intriga hasta el final, lo he disfrutado,
ResponderEliminarun beso carmen.
Gracias
ResponderEliminarExcelente perfectamente hilvanado, me mantuvo intrigado todo el relato, un saludo David.
ResponderEliminarMe encanta todo lo que escribes Lilia, que imaginación la tuya con compañeras así nos sentimos muy motivadas. Alicia
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