¡Se le ha caído
un diente!. Sí, un diente que no es un diente cualquiera. Por capricho de la naturaleza, el último
diente de leche de Susi se le ha caído teniendo cuarenta y tantos años.
El caso es
que como el Ratoncito Pérez le había dejado, en su momento, algún dinero a
cambio de sus dientes, ella decidió comentar a viva voz, la caída de su diente,
procurando que su esposo alcanzara a oírla porque, ¡claro!, que le ocurriera
esto a su edad le hacía merecer un premio especial.
Esa noche
puso el diente debajo de la almohada y a la mañana siguiente, en su lugar
encontró un papel que cayó veloz al suelo. ¡Sorpresa!, era un cheque. Iba a su nombre y era por 10.000 pesetas;
firmado por El Ratoncito Pérez. En ese
momento estaba sola en casa y fue tanta su alegría por el descubrimiento que se
puso a bailar y saltar, después de lo cual llamó a sus amigas. Juntas decidieron pasar un día de juegos,
como niñas.
Se pondrían
un traje juvenil, con volantes, se peinarían con tirabuzones, irían al parque,
se tirarían por el tobogán más alto, se caerían, se lastimarían las rodillas,
se mecerían en los columpios, alto, muy alto, como si volaran, se quitarían los
zapatos para saltar por todos los charcos que consiguieran, comerían helados de
todos los sabores y colores, entrarían en todas las tiendas bonitas para
comprarse todos los caprichos. Harían
todo lo que nunca habían podido hacer para sentirse por un día, princesas de un
cuento de hadas o muñequitas lindas.
Susi, le dio
las gracias a su Ratoncito Pérez; gracias por el día que le había brindado:
sentirse niña por un día y disfrutarlo como tal. Lástima que no le quedaran más dientes de
leche.
Fantástica y original historia llena de la ilusión, el color, la alegría y el amor por la vida que sólo conoce la infancia.
ResponderEliminarME ENCANTA ESTA HISTORIA TAN DESENFADADA Y, SENTIR QUE LA ALEGRÍA DE LA INFANCIA A PESAR DE LOS AÑOS NO SE HA PERDIDO.
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