Al amanecer de aquel día de julio, todo el mundo
estaba en la calle, esperando a que Sara llegara triunfante de su viaje. Se había convertido en la heroína del pueblo,
su estrella más luminosa. Sus padres no
cabían en sí de gozo y orgullo. Desde
luego, tenían motivos; no todos los días se gana una medalla de oro en Las
Olimpiadas.
Breve pero bien construido relato que con una trama absolutamente sencilla, mantiene el peso de la historia para el final, de forma muy acertada.
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