Estábamos de romería; alegres y contentas. Íbamos tras las carretas pidiendo algo. ¡Qué
ilusión!. Por favor, una papita, un
cachito de carne, un vasito de vino, cualquier cosa nos gusta, no importa que
en casa no la comamos, porque de romería, ¡todo es bueno!.
–A mí me da dos huevitos, por favor, para la niña y para mí.
–¡Ajá!, conque dos, ¡no le basta con uno! –comenta alguien
que está cerca.
–Tome
dos, mujer, tome dos –dice el carretero.
Breve relato que pone de manifiesto la chispa y la picardía de la tierra, además del ambiente de fiesta y diversión que se respira en las típicas romerías canarias.
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