Ante aquella pregunta formulada por su conciencia, el hombre
pidió tiempo para meditar la respuesta.
La Vuelta al Mundo en Ochenta Días no era una buena opción,
porque también son ochenta noches; tal
vez, “Las Mil y una Noches” o “Cyrano de Bergerac”, por sentirme Aladino o un
poeta a la sombra de la luna.
¡Ya lo tenía!. Sin ápice de duda, el hombre se llenó de
irreales y dijo: ¡será mejor que despierte! y escriba el libro de mi vida que
ya tiene días y noches, Aladinos y Cyranos, porque a lo largo de nuestro
camino, sin duda, somos estos personajes de forma real y sorpresiva, como la
vida misma, que nos hace preguntas para darle respuestas…
Me gustó la resolución de este planteamiento. El libro de la historia de nuestra propia vida es, sin dudarlo, una sensata elección.
ResponderEliminarEste poeta nos sorprende con realidades cercanas.Me gusta tu casa.
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