Contumacia: Jeremías 7-8:
¿Quién cae, no hace por levantarse?
¿Quién se desvía, no vuelve?
¿Por qué, pues, la rebeldía de este
pueblo y su aversión?
Con
frecuencia le decía Jeremías a María su esposa y compañera de camino, mientras desayunaban
en su acogedora casa de campo donde solían pasar los fines de semana.
-Cuánta paz, qué
bien se está aquí, lejos del atronador ruido de las linotipias-
…Juntos habían
estudiado en la facultad de periodismo y desde muy jóvenes habían soñado con fundar
un periódico donde lo primordial sería informar, ante todo con rigor y
pulcritud, serían líderes en información avanzada, ¡casi premonitoria!
-Así es,
Jeremías, se está bien aquí, lejos de todo ruido y de esa necesidad que hemos
adquirido de estar informados al instante.
-Cierto querida,
hemos llegado a un punto en que las guerras las damos casi por capítulos…
Algunas veces,
antes incluso de que sucedan, ha sido castigado el malhechor, enterrado al no
muerto y enjuiciado al presunto…que no es presunto sino culpable y malversador
de fondos, pero que tampoco está claro del todo, porque suele estar bajo
secreto de sumario y así, la mayoría de las cosas, todo por ese afán de ser los
primeros en lanzar la noticia, que por cierto, no es noticia por no estar
constatada y que rodará sin el menor escrúpulo, de boca en boca y de chat en
chat, sin medir las consecuencias, causando sufrimiento y en no pocas
ocasiones…algún que otro suicidio.
-Sí, Jeremías,
tienes razón y yo me pregunto…¿quién comete un error, no hace por levantarse,
si le damos la oportunidad? ¿y quién se desvía, no vuelve? ¿Por qué, pues, la
rebeldía de este pueblo y su adversidad?
-Te digo María
que la contumacia, es el empecinamiento de querer tener siempre la razón,
cueste lo que cueste, aunque para ello se haga el ridículo o lo que es aún
peor, la muerte por causa del sufrimiento.
Estas son las
consecuencias de la mentira instaurada en la sociedad como arma y logro.
-¡Sí, sí!
Descuide, iremos.
-María,
prepárate nos vamos a un funeral.
-Sí querido, me
pondré las perlas que irán bien con el luto.
Una antigua tarea con la que me he tropezado hoy que comienza un nuevo año. Esa referencia bíblica, a partir de la cual construyes una conversación, resulta tan vigente en los tiempos que corren!!
ResponderEliminarNuestra sociedad, efectivamente, parece destinada a asentarse por siempre en la contumacia: esa tenacidad y dureza en mantenerse en el error.
Todo el texto invita a la reflexión, incluido ese duro final con el que nos pareces decir que ni los adioses definitivos son suficientes para hacer que nos alejemos de esa vieja costumbre de ser contumaz en el juzgar.