La nariz de
Margarita no funciona, nunca lo ha hecho. Margarita no conoce a qué huele la albahaca, el cianuro,
el huevo duro, un bizcocho cuando se
está horneando o simplemente la tierra cuando llueve. Tiene olfato policial, es
incisiva y muy ingeniosa, culpa del llamado “sentido”.
Es
por todo esto, que cuando pasa delante de una panadería no puede saber si es que comemos mucho pan por el olor que desprende o es más bien por el sabor en sí mismo,
…del mismo modo…que nos dan asco los
excrementos, más por su nauseabundo olor que por su aspecto.
Ha
aprendido a leer en las caras de las personas, para reconocer los olores pero,
aun así, a veces acribilla a preguntas:
-Explícame con pocas palabras cómo es el
olor de una cebolla. ¿Tiene algo que ver con su sabor?
-¿Por qué cuando alguien se muere le llevan
tantas flores…es para esconder otros olores o porque las flores huelen bien?
Es
su forma de averiguar a qué huelen… los olores…. De esa manera ha terminado aprendiendo que
“no todo el campo es orégano”.
ResponderEliminarTarea que, aunque parecía a priori un sinsentido, tú has logrado quitarle el sin, para traernos un sentido…común, el de Margarita que posee mucho olfato, pese a todo: nos lo dice la frase final de tu relato. Juego de palabras y de bromas aparte, lo has resuelto bien
Puzzles de palabras y de olores para éste buen relato.
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