En mi barrio, en mi trabajo, entre mis
vecinos, “mi propia familia”. Si un día…
Si un día se desvelara mi secreto…, pensaba
Vil mientras contemplaba su extraño aspecto en el espejo del cuarto de baño.
¡Es cada vez más evidente!. No podré
ocultarlo por más tiempo!, afirma con amargura.
El estruendo de los aviones; las bombas
al caer, las ruinas de aquella antaño bella y próspera ciudad. Tras muchos días
de huir cruzando montes y ríos, su maltrecha persona estaba a punto de rendirse
a lo evidente… ¡No lo lograría!.
¡Noo, nooo, piedad!, gritaba Vil preso de las fiebres y el terror
ante aquellos infernales hombres carentes de todo vestigio de compasión y
humanidad, ante el horror provocado en aquellos seres, piltrafas de lo que
fueron. Todo valía para conseguir sus demenciales logros.
Despertó bañado en un sudor frío,
pegajoso, con los ojos fuera de las órbitas; poco a poco fue recobrando el
control de la situación.
Ahora recordaba cómo se desmayó justo a
la entrada del pueblo en aquel valle del campo francés y cómo una bella joven
de dulce acento le hablaba… no comprendía nada.
Había transcurrido 20 años de su
aparatoso y desconcertante arribo al pueblo donde hoy era apreciado y
respetado. No obstante ¿…?
Se había casado con Daniela y tenían
dos hijos. Él gracias a ella que lo cuidó y ayudó a superar todo el sufrimiento
y el horror.
Un día su esposa entre risas y bromas
simulando contrariedad y mirando por encima del hombro de Vil comentó, querido
no comprendo mi pelo cada vez está más y más blanco de canas y alrededor de mis
ojos surgen nuevas arrugas cada día, evidencian el irremediable paso del
tiempo… En cambio tú, lo tienes negro y brillante y se te ha ondulado como a un
adolescente. Creo querido que tú has hecho un pacto con el diablo y reía
alegremente; “cuánta razón tenía”.
¡Sí
cada vez era más evidente!
Había llegado el momento, ella ni nadie
merecía otra solución que no fuera su marcha de aquel lugar…
Maldijo una y mil veces aquella
horrible guerra… su injusto encierro en un campo de concentración y exterminio
NAZI.
Y las terribles consecuencias que en su
persona ocasionaron aquellos “científicos”,
en su persona, en su metabolismo con sus terribles experimentos a los
que fue sometido. La demoniaca alteración de su genética invirtió su
metabolismo.
Vil estaba condenado a morir a la edad
que otros seres humanos nacían…
Vaya! Me sorprendió la historia a la que este VIL impuesto te condujo. Elaborada, trabajada: muy bien.
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