Me he propuesto en muchas ocasiones cómo
poder ayudar a alguien, diferentes maneras de hacerlo han pasado por mi mente.
Hace un año, empecé a hilvanar una idea
que finalmente me propuse llevar a cabo y sí, con esfuerzo, la idea dio sus
frutos. Espero que este año pueda volver
a hacerlo y así sentirme igualmente recompensada por lograrlo.
Lo que en ese momento me motivó fue ver
por los medios de comunicación las
miserias, contratiempos y enfermedades
que sufren algunos países; una de ellas la epidemia del Ébola, como tantas
otras que aparecen cada día. Me
conciencié de que podía hacer algo y me asaltaron algunas ideas para ayudar. En
esa ocasión decidí ponerlo en práctica, empecé por comentarlo y solicitar ayuda
a diferentes instituciones y personas para que me concedieran las
autorizaciones para poder participar en un “mercadillo solidario” que se
celebraba en Santa Cruz y La Laguna. Contacté
con la ONG a la que pretendía ayudar y ellos me animaron en mi iniciativa de
ayuda. Pero, como en todas las cosas que se intentan hacer, podemos
encontrarnos con personas de mente un poco torcida. Así me ocurrió. En mi
camino se presentó alguien que, al plantearle mi propósito, me comentó que lo
que yo pretendía hacer podría ser para mi propio beneficio. Esas palabras me
molestaron muchísimo, pero con toda la educación y calma que pude, le contesté
“usted no me conoce, por lo tanto es libre de pensar lo que quiera pero esa no
es mi intención” y salí de allí con mucho disgusto. Este insidioso comentario no me ha desanimó a
seguir y finalmente mi iniciativa fue
un éxito.
Espero que mi pequeña aportación, como las de
muchos otros socios y amigos, sirva para ayudar a esos profesionales tan
entregados y humanitarios como son “Médicos sin fronteras”, los cuales ayudan en tantas calamidades que
tienen esos países donde ellos están presentes.
A cada paso que he dado y con mi poca
experiencia en este mundo de solidaridad, me he encontrado personas increíbles;
esto me ha permitido conocer a un grupo de mujeres muy valientes que,
olvidándose de sus enfermedades y sus problemas, se dedican a ayudar a otras a
soportar la carga tan pesada que por desgracia les ha tocado llevar.
Mi admiración por la “Asociación AMATE”
y su labor y la entrega de esas mujeres para ayudar a otras que pasan por lo
que ellas ya pasaron y conocen. Me llena de orgullo poder colaborar aunque sea
con pequeñas aportaciones. Lo que ellas
hacen es hilvanar una costura muy larga de ayudas y luchas. Yo sólo soy una cabecita de alfiler o una
pequeña puntada en ese largo hilván. Espero
seguir siempre presente y contribuir a seguir hilvanando y cosiendo ideas
solidarias.
Hermosos hilvanes los tuyos, Maruca. Hermosos y solidarios. Un orgulloso abrazo de amiga que conoce de tu generosidad.
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