Ay,
ay, ay que penita, que penita, ay que pena, es por mi culpa.
No duermo, ni de noche ni de día, no
como no vivo, voy a morir de pena y remordimiento.
Voy a pedirle perdón ahora mismo en
su morada “Rosa, Rosa, Rosa”.
Estoy aquí Julia, para qué me
quieres.
Quiero que me perdones por hacerte
lo que te hice.
Yo ya te perdoné hace tiempo Julia.
Pero quiero que hagas una cosa por mí; coge un vaso de agua y lo derramas sobre
mi lápida. Ahora mismo Rosa…
Rosa…Rosa ya hice lo que me
mandaste.
Bien pues ahora la recoges gota a
gota.
Rosa eso es imposible ¿cómo la voy a
recoger? No se puede.
Sí, es verdad, el agua es como la
calumnia que tú levantaste: se esparce y nunca se puede recoger completa.
Intenso. Para meditar y reflexionar, sin duda.
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