Existen varios tipos de secretos. Los
que nos afectan como individuos, esos secretos inconfesables que todos tenemos
y que guardamos celosamente, algunos de ellos fruto de una absurda culpabilidad. También están los secretos de familia, cuando
tratan los miembros de ésta que un secreto determinado no se sepa, no sea que
la vergüenza recaiga sobre ellos. Los secretos de Estado que sirven para
salvaguardar la integridad de los políticos o bien para ostentar cierto
predominio sobre otros Estados e influenciarlos o dominarlos.
A nivel personal, hay también secretos
que yo sé de otras personas y que podría utilizar en mi beneficio u otros de
otro tipo que me podrían ayudar para conseguir fines de tipo material,
afectivo, espiritual, etc. En relación a esto me viene a la memoria un libro que leí (muy por
arriba) titulado El Secreto. Asegura dicho libro que mediante ciertas técnicas
de visualización, mentalidad positiva, invocación, se puede atraer la prosperidad,
el éxito, el amor, ... Opino que hoy en día existe mucho tipo de literatura
oportunista que promete el oro y el moro y que sirve de cebo para los incautos
y sobre todo para los que quieren conseguirlo todo sin dar golpe, sólo
invocando y esperando que aparezca el hada madrina que de repente les resuelva
todos sus problemas. Con esto no quiero afirmar que no haya publicaciones con
bastante rigor científico y conocimiento espiritual que ciertamente ayudan a
mucha gente. Sólo digo que hay que tener un poco más de seriedad, señoras y
señores. Como dice el dicho. A Dios rogando y …
Lúcida reflexión, sin duda, que me habla de la personalidad del narrador –tal vez me equivoque –: una que conjuga pragmatismo y sensibilidad aunque esta conjugación sea en proporción asimétrica. Muy bien.
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