-Por los pelos, así
terminé la ESO.-le comenté a mi abuelo.
Él me dijo:
Hay que estudiar
Alberto, es la única forma de que no acabes como un ignorante.
-No me mola estudiar
asignaturas que no tienen sentido. Entiendo que hay que prepararse…pero como
están las cosas, no sé qué será mejor, si seguir estudiando o dedicarme a lo
que realmente me gusta, aunque tenga menos futuro, total pa acabar en las colas
del paro.
-Soy un romántico y me
da vergüenza de mis coleguitas, que están todo el día hablando tonterías y
escuchando música disparatada, que para mí ni es música ni na que se le
parezca, sepan que mi música preferida es de hace un par de siglos.
Mi abuelo que tiene
salida pa todo, siguió insistiendo. –Es que puedes hacer las dos cosas,
dedicarte a la música y seguir estudiando para labrarte un porvenir, y ellos se
pierden escucharte algún día tocando esa música que tanto te gusta. Te prometo
que yo sí iré a verte.
-El Clavicénvalo, el
Laud, la Viola…instrumentos del barroco que no están a mi alcance, ya sabes que
en el chozo lo estamos pasando muy mal, el viejo parado, la vieja cobrando la
ayuda familiar, así no se sale pal ante ni de coña. Mejor que tú no lo sabe
nadie, gracias a ti comemos, así que, estoy por largarme a trabajar a Viena, la
capital de la música, allí hay escuelas de las mejores y con un curro que pueda
conseguir, me pago las clases, aunque no creo que mis padres me dejen, así que
de momento no sé qué hacer…desde luego seguir estudiando chorradas, ni soñando.
-Yo te ayudaré a
convencer a tus padres y verás que todo se arregla, no te preocupes, todo se
andará.
-No lo creo abuelo,
tengo un cacao mental, que o sé qué haré
con mi life.
La tarea impuesta, la voz narrativa de un adolescente de ciertas características, no era fácil. No está nada mal el resultado de este reto.
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