Ese
maldito olor que se filtraba por todas partes, ¿quién era él para perturbarme
así? Mi olfato no podía más, la cabeza
me estallaba, el estómago refunfuñaba.
Todo me daba vueltas. No sé como
llegué al baño. Cuando abrí los ojos vi
el techo de mi dormitorio. Me quedé
estática y lo único que, finalmente, me hizo reaccionar fue aquel agradable
aroma a café recién hecho que venía de la cocina. Eran las siete; hora de levantarse.
Buen microrrelato, Naty. Buen comienzo, buen final. Las palabras justas para mantener la tensión. Me ha gustado.
ResponderEliminarAmiga tu siempre con tus pequeños relatos me gustan no pares felicidades PILY
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