Ella está en
todas partes. A veces pasa sin que nos
demos cuenta y, cuando no la esperamos, se presenta de golpe. Puede incluso que, alguna vez te roce pero
siga de largo. Cuando la buscas y lo
intentas una, dos, tres veces, te mira pero, se va…, ¡qué dura es!. Se va
porque ella hace lo que quiere, no lo que quieras tú. Aunque la llamen desesperadamente, en
demasiadas ocasiones se va por el camino equivocado. Se presenta en fiestas, en guerras, en países
desolados por culpa de sus gobernantes, en las carreteras, en los hospitales,
se mete en las casas sin ser invitada…
Si pensáramos
que no tiene amigos, estaríamos equivocados. Los que viven de ella ganan muchísimo dinero,
no tienen límite. Se llaman funerarias,
narcotraficantes, vendedores de armas…
Es una
visita a la que nadie desearía abrir la puerta de su casa.
Verdades como puños, tristemente inapelables.
ResponderEliminar