Era lo que llevaba en su mente, volteándose el pasado contra sí
mismo, una y otra vez y otra … ¿Qué
clase de grabación era aquella que, apenas interrumpida, volvía a iniciarse
sola?
De modo inconsciente, así ocupaba el día, sin darse cuenta de
que ese era tiempo muerto; de que ya no iba a vivir más y de que estaba matando
el presente.
Tal vez, la venganza consiguiese calmar aquel fuego de
regusto amargo que le subía desde sus entrañas, dilatando sus pupilas y
ennegreciendo su belleza. Aquella cosa,
aquella cosa que le quemaba desde dentro … se llamaba veneno y él lo había
virado en su magnífico laboratorio que es el cuerpo humano.
Era lo que llevaba en su mente, volteándose el pasado contra sí
mismo, una y otra vez y otra … ¿Qué
clase de grabación era aquella que, apenas interrumpida, volvía a iniciarse
sola?
De modo inconsciente, así ocupaba el día, sin darse cuenta de
que ese era tiempo muerto; de que ya no iba a vivir más y de que estaba matando
el presente.
Tal vez, la venganza consiguiese calmar aquel fuego de
regusto amargo que le subía desde sus entrañas, dilatando sus pupilas y
ennegreciendo su belleza. Aquella cosa,
aquella cosa que le quemaba desde dentro … se llamaba veneno y él lo había
virado en su magnífico laboratorio que es el cuerpo humano.
El veneno pernicioso y terrible de las obsesiones está muy bien retratado en este relato
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