Difícil ejercicio me ha puesto mi
profesora esta semana: “reírme de mí misma”, pero si no me veo la gracia…..,
para eso ya están otros…, los curiosos, los chismosos, en definitiva los que no
se miran en el espejo. En cuanto al plan B, lo único que se me ocurre es salir
corriendo. Estoy en una etapa de mi vida en la que el cuerpo hace sus cambios
sin consultar conmigo; igual me tengo que quitar el abrigo en el Teide, como fajarme
para lucir un vestido y lo peor es el espejo, “ese” sí que se ríe de mí, si me
alejo un poco me veo esbelta y delgada, si me acerco parezco el butano de
cintura para abajo. ¿Dónde está aquella chica que yo conocía?. Y encima están
las envidiosas, “las pobres”, pero ¿qué me envidian?. Cuando las miro comprendo
y me digo, “lo que ellas nunca tendrán”, ¡paz en el alma!.
¡Que casualidad! Mi espejo me dice exactamente lo mismo que a ti el tuyo, salvando la distancia que la báscula pone entre tú y yo, claro está. A las envidiosas dejémoslas hervir un poco más en el caldo de la indiferencia, que es donde mejor están.
ResponderEliminarSeguro que las que te envidian no tienen tu nombre tan bonito. Tatiana. Lo importante
ResponderEliminaren la vida es ser buena persona., seguro que tú lo eres. Mª Dolores de FLORES DEL
TEIDE. SALUDOS.