Soy Flora, una ama de
casa, aunque me gusta poco el oficio; eso de lavar, planchar, limpiar, ¡no va
conmigo!
Me gustan las fiestas,
los bailes, las excursiones. Considero
que soy muy guapa e inteligente, ¡la más del mundo mundial!.
Cuando estoy en la
calle, deslumbro por mi belleza, con mi melena dorada al viento un cuerpo diez
90-60-90. Lo malo es la dieta porque para estar así, lo que como es ensaladas y más
ensaladas. No quiero ser como mi amiga 125-100-150; y ese no es mi caso, no
crean. A mí me gusta que me digan guapa por
la calle, que ¡qué figura tienes!, y….mientras lo escucho pienso… (aquí entre
nosotros): ¿será miope?, ¿no verá bien?, ¿me verá a lo largo, o a lo ancho?,
bueno, ¡que me sigan viendo así, que me digan guapa!, así yo feliz.
Ahora, un poco más en
serio, creo ser buena persona, amiga de mis amigas o la tonta del grupo, porque
me cuesta ver el lado malo de las cosas.
Soy aficionada a
trabajos manuales. Cuando me salen bien,
salto, bailo, río… Yo misma me alabo –no tengo abuela que me alabe -. Mis hijos
me dicen, se te aflojó un tornillo, estás perdiendo la testa, mamá. ¿No me dirán que mis trabajos no son los más
bonitos?. Merezco un premio. Lo malo es
que nadie me lo reconoce y yo digo, bueno…¡algún día será!...: ¡nadie es perfecto en su tierra!; no profeta,
sino perfecto.
¡Qué bueno! Guapa, lo eres, simpática también, amiga de tus amigas, doy fe de ello, ¿la tonta del grupo?, de eso nada, y no tendrás los 90-60-90 pero te ríes de ello, ¡nada como quererse a sí misma tal como se es, para que los demás te quieran! Y créeme, ¡te queremos mucho!. Un abrazo, Maruca, digo, Flora…
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