jueves, 10 de diciembre de 2015

CONFÍA EN EL DESTINO Sandra Mai






 Como una persona tan joven, nos preguntábamos todos, podía tener tan amargo carácter. Las dos teníamos la misma edad y pertenecíamos a la misma familia. Marta es mi prima, siempre estábamos juntas, a pesar de su mal humor permanente. En el colegio ya tenía problemas, siempre le estaban llamando la atención y sus padres,  o sea mis tíos, ya no sabían cómo actuar con ella. Es hija única, lo que se le antojaba, al instante lo tenía y cuando no obtenía alguno de sus caprichos, sus padres la consolaban con otro regalo. Pobres mis tíos, tuvieron muchas dificultades para tener hijos y cuando por fin se dio el milagro...todas las atenciones, el cariño y los regalos eran pocos para contentar a aquella hija, tan deseada por ellos. Hasta que un día, recibió una carta de un centro de acogida de niños huérfanos, solicitando su ayuda y colaboración en una campaña de recogida de juguetes. Marta se preguntaba de qué manera podía ella ayudar, para nada iría a regalar sus cosas a niños que no conocía de nada y mucho menos sin saber si esos niños se lo merecían o no. Por otro lado, se sintió halagada de recibir aquella carta certificada a su nombre, aquello la hacía sentirse importante, así que decidió ir a visitar el orfanato. Se puso su mejor vestido, eligió unos zapatos blancos de medio tacón y una cartera a juego. Ese día tenía que dar la mejor imagen, aquellas personas la habían elegido a ella, como la mejor joven de entre todas, para servir de ejemplo a todos aquellos niños y niñas.

 Lo único que sabemos los demás, es que al regreso de Marta, que había permanecido todo el día en el orfanato, ya no era la misma joven. Su rostro había cambiado por completo, la manera de andar era más pausada y su tono de voz sonaba distinto.... ¿Qué pasó? No lo sabemos...pero desde entonces mi prima Marta, es la persona más dulce y bondadosa de todas. Cuentan que fueron sus padres, los que le enviaron la carta a su nombre, que eligieron un orfanato al azar y dejaron que el destino obrará un milagro...por aquel entonces, ya era Navidad.





1 comentario:

  1. Sandra, nos es grato verte de vuelta por el Taller, cuando tus importantes deberes de mamá te lo permiten, por ti y también por tus relatos, porque escribas sobre lo que escribas, siempre llevan tu impronta y... ¡nos gusta!

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