RELATOS DE LOS COMPONENTES DEL TALLER DE LECTURA DIRIGIDA Y NARRATIVA “EL TRANVÍA”
lunes, 21 de diciembre de 2015
jueves, 10 de diciembre de 2015
CONFÍA EN EL DESTINO Sandra Mai
Como una persona tan joven, nos preguntábamos todos, podía tener tan amargo carácter. Las dos teníamos la misma edad y pertenecíamos a la misma familia. Marta es mi prima, siempre estábamos juntas, a pesar de su mal humor permanente. En el colegio ya tenía problemas, siempre le estaban llamando la atención y sus padres, o sea mis tíos, ya no sabían cómo actuar con ella. Es hija única, lo que se le antojaba, al instante lo tenía y cuando no obtenía alguno de sus caprichos, sus padres la consolaban con otro regalo. Pobres mis tíos, tuvieron muchas dificultades para tener hijos y cuando por fin se dio el milagro...todas las atenciones, el cariño y los regalos eran pocos para contentar a aquella hija, tan deseada por ellos. Hasta que un día, recibió una carta de un centro de acogida de niños huérfanos, solicitando su ayuda y colaboración en una campaña de recogida de juguetes. Marta se preguntaba de qué manera podía ella ayudar, para nada iría a regalar sus cosas a niños que no conocía de nada y mucho menos sin saber si esos niños se lo merecían o no. Por otro lado, se sintió halagada de recibir aquella carta certificada a su nombre, aquello la hacía sentirse importante, así que decidió ir a visitar el orfanato. Se puso su mejor vestido, eligió unos zapatos blancos de medio tacón y una cartera a juego. Ese día tenía que dar la mejor imagen, aquellas personas la habían elegido a ella, como la mejor joven de entre todas, para servir de ejemplo a todos aquellos niños y niñas.
Lo único que sabemos los demás, es que al regreso de Marta, que había permanecido todo el día en el orfanato, ya no era la misma joven. Su rostro había cambiado por completo, la manera de andar era más pausada y su tono de voz sonaba distinto.... ¿Qué pasó? No lo sabemos...pero desde entonces mi prima Marta, es la persona más dulce y bondadosa de todas. Cuentan que fueron sus padres, los que le enviaron la carta a su nombre, que eligieron un orfanato al azar y dejaron que el destino obrará un milagro...por aquel entonces, ya era Navidad.
EL JUEGO de Alicia Carmen
Ya sabemos que la vida es sueño,
pero, ¿no será también un juego?. No sé.
Lo digo porque en la bruma de mis recuerdos quedó grabado este episodio
y tiene que ver con juegos, unos inocentes; otros no tanto.
Todo comenzó esa mañana, en mi
escuela, yo tenía pocos años y eran tiempos difíciles. Martina, mi compañera de
clases tenía tantas cosas que a mí me
apetecían: una casa grande y luminosa con un hermoso patio, una reluciente
bicicleta azul con rayas amarillas y las postales… eso sí me entusiasmaba, eran
de todos los países visitados por sus parientes y cada vez que me las prestaba
yo soñaba con conocer las ciudades que se habían convertido en mis favoritas.
Te espero a las 4 de la tarde en mi
casa y tendremos bizcocho de limón y
chocolate caliente para merendar, me anunció mi amiga. Vaya tentación, allí
estaré le contesté.
Estábamos enfrascadas viendo las
postales nuevas, instaladas en las escaleras de la entrada del chalet, cuando
de repente oí un ruido procedente de la tapia del jardín, levanté los ojos y ¡oh!
sorpresa, era ese chico guapo del que siempre se nos recomienda alejarnos,
dicen que ni estudia ni trabaja y siempre anda con un cigarrillo entre los
labios. Lo vi muy claramente, tenía los ojos brillantes, luciendo músculo,
moviéndose como un ladrón que conoce bien el camino para llegar a su presa. En
ese momento, percibí un aroma a un exagerado perfume que hasta me produjo
arcadas y a nuestro lado estaba ella, la tía Amparo, la mayor de las hermanas
de su madre. Martina no pareció darse cuenta.
A pesar de la hora, la tía Amparo
lucía una sugerente bata negra semiabierta, enseñando escote, a mí me costó
reconocerla, la verdad. Se acercó al joven y le sonrió con los labios más
pintados que de costumbre y su melena entrecana suelta que la hacía tan
diferente. Él, con actitud posesiva, pasó su brazo por la cintura de la tía
Amparo y los dos muy risueños entraron con un caminar lento y sensual hacia los
aposentos. De pronto, Martina me tiró de la trenza y me gritó: ¡descuidada! ¿y
qué? Pareces alelada, se te ha caído una postal la mejor de todas. Yo le quise
preguntar algo pero ella en ese instante estaba tan seria que no me atreví.
Severamente me apuntó con sus dedos y me preguntó : ¿se te ha olvidado para qué
has venido a mi casa? ¡vamos a jugar!.
EL JUEGO Ana Benítez.
–¿Dónde están las presumidas de las rojas?
–Salieron anoche y aún no se han levantado –afirmaron
al unísono las verdes.
–¡Siempre lo mismo!.
–¿Y las amarillas?
–Están tan comidas que se fueron al
hospital.
–¿Y las azules?
–Se fueron a pelear con la Oca –volvieron
a contestar las verdes.
Rompí el tablero, así no hay manera
de jugar una partida de Parchís.
NO ERA PARA ELLA. Juan Pedro
Después de haber sucumbido al deseo
de leer una carta no dirigida a ella, la quemó. Tenía que guardar aquello en
secreto. No quería ni pensar en las consecuencias que se originarían si Eva se
enteraba de que había defraudado la confianza que le había depositado
contándole acerca de esa nueva relación, y que sería terrible que
transcendiera, ya que se trataba de un hombre casado. Sabía que ahora se
encontraba en una situación comprometida, la curiosidad y el demonio de los
celos le habían tentado y fueron más fuertes que la fidelidad hacia su amiga, a
la que envidiaba. Mientras yo todavía no he encontrado a mi compañero de viaje
–cavilaba ella- y el que quiero no
repara en mí, Eva sin embargo tiene una facilidad innata para comenzar nuevos
idilios, no me parece justa la vida o el destino, qué sé yo.
Pero su tropiezo fue doblemente
mayor, y su desdicha, al terminar de leer. El firmante de la carta era Alberto,
el hombre en que ella había puesto sus ojos. Así que, desconsoladamente y con
rabia quemó la carta.
EL JUEGO. Esther Morales.
Ellas estaban deseando que fuera la
hora para salir corriendo y con sus gritos y algarabía inundaban los pasillos y
escaleras, corriendo hacia el patio; eran puro movimiento y vida. Los chicos
muy raramente se mezclaban en los juegos de las niñas y ellas parecían
saltamontes, no paraban ni descansaban un minuto.
Jugando al pase misi pase misa, a
una de las niñas se le trabó un dedito en la boca de otra que, acto seguido, la
cerró causándole un fuerte dolor con la mordida. Juegos de niños inocentes que
no dejan de ser peligrosos por su velocidad e ingenuidad.
EL DESEO. Juani Hernández.
Paula encendió una vela con sigilo,
miró a un lado y a otro para asegurarse de que estaba todo cerrado…,no quería
sorpresas.
Su madre era una cotilla, de todo
quería enterarse y siempre la estaba presionando para que buscara un novio
–Qué más quisiera ella- cómo si
fuera tan fácil…
Ella no era agraciada ni física ni
de carácter amable, y la presión de su madre la sacaba de quicio.
Al final había sucumbido al deseo de
abrir aquella carta. La encontró en la oficina al lado de su fotocopiadora…,”raro”
le pareció un sobre azul con un sello de correos muy original y ya casi en
desuso.
No había podido resistir la
tentación de guardarlo con disimulo en su bolso, era tan bonito no había visto
nada igual. El sello tenía impresos una flor y un colibrí diminuto…todo
invitaba a soñar…
Con el corazón latiendo
aceleradamente y un sudor cálido en todo el cuerpo como si de una adolescente
se tratara, ella que ya peinaba canas…¡Pero qué locura es esta! Exclamó Paula,
dándose cuenta de lo que iba a hacer; ella era una persona de principios, qué
dirían sus compañeros de oficina, si se enteraban se moriría de vergüenza. El
lunes según llegara la dejaría en el lugar donde la encontró. Nadie sabría nada
de esto.
El lunes llegó temprano y con
disimulo la colocó en el mismo lugar, y se sentó a hacer su trabajo como siempre
desde hacía ya tantos años, sin percatarse de que una mano se deslizaba a su
espalda llevándose el sobre: era su compañero más antiguo que no hacía mucho
regresó de unas vacaciones en no sé qué isla caribeña.
Mirando Ángel con tristeza a Paula
pensaba, ¡siempre seré para ella invisible!
Ella era el amor de su vida, pero
habían tantas diferencias…siempre sería invisible.
Moraleja:
Cuando cierras una puerta a la vida
no hay llave que abra tu corazón.
DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA Lali Marcelino.
JUEGO DE MANOS
Esta es la historia de dos hermanos
que cuando eran pequeños, con sus manos se acariciaban, se pasaban el pan de la
mesa, se abrazaban, se saludaban, también de vez en cuando se daban algún
cachete.
A la vuelta de los años, ya con
hijos y precisamente por ellos, esas mismas manos acariciadoras, se
convirtieron en garras de destrucción y lo que fue un juego de manos,
afectuoso, caluroso, de hermanos, se convirtió en JUEGO DE VILLANOS,
olvidándose del amor que se tuvieron y de la importancia que tienen los lazos
familiares.
Sería maravilloso, que algún día no
muy lejano, obraran con cordura y raciocinio y que ese juego inocente del amor
filial perdurara generación tras generación procurando no caer en las redes del
juego malicioso.
JUEGO CONCILIADOR.
Cada sábado desde hace ya más de
diez años, se reúnen para jugar a las cartas, es la excusa para verse, para
hablar de política, para comentar las amarguras y alegrías, incluso apostando
algún dinerillo.
Procuran no faltar porque, aun
siendo familia, es el único día de la semana que se miran a los ojos con calma y se abrazan, se tocan,
en resumen, el juego es quien los une; aunque parezca contradictorio, así es.
Se espera al sábado para reunirse
con entusiasmo y disfrutar de la timba, pero sobre todo de la buena compañía,
aderezada con algunas exquisitas viandas.
EL JUEGO. Carmen Garcés
Debo
confesar que…, todo comenzó como un juego. Sí, como un estúpido juego. Ahora
comprendo que fue un juego absurdo, peligroso,
y cruel. Aún no me explico de donde me nació tanto ensañamiento, ¡mi
naturaleza siempre ha sido contrapuesta
a ello!, o… ¿quizás no me conocía tan bien como yo creía?.
Haciendo recuento de lo sucedido, siento profunda vergüenza de mis actos. Me
doy cuenta hasta qué punto he jugado vilmente con las ilusiones y anhelos de un ser humano sin el
menor atisbo de piedad. ¿Cómo he podido
–tan sólo por diversión- suscitar un sentimiento de amor tan profundo sin
corresponder a ello y después destruirlo con tanta crueldad? ¡No puede caerse
más bajo!.
Sé
que por ello deberé soportar una pesada carga el resto de mi existencia; tan
solo expiar el daño causado dará paz a mi conciencia. Mas, soy consciente de
que un agravio de esa magnitud es casi imposible de reparar, aun así, he de
intentarlo cuantas veces sea preciso, ¡el resto de mi vida si es necesario!.
Un juego, un estúpido juego…, ¡ha
cambiado tantas vidas!.
EL ANIVERSARIO Maruca Morales
Lo supe nada más leer la carta. Aquella noche se iba a producir, por fin, el
encuentro con la persona con la que hacía mucho tiempo estaba deseando
compartir unas horas de conversación.
Preparé la cena, puse la mesa muy bonita, con velas incluidas, saqué mi
mejor vajilla. Quería que aquella cena
resultara inolvidable para esa persona que había anunciado su visita con
aquella carta. Mi amiga del alma venía
esa noche a cenar conmigo para celebrar su aniversario.
ESTAFADA Maruca Zamora
Abrí compulsivamente tu carta, presta a sucumbir al deseo de
reunirme contigo. Mientras la abría,
soñaba con ese momento que pasó por mi mente tan rápido como un rayo de
luz. Me llevé un disgusto al comprobar
que se trataba de una despedida muy cordial, pero muy fría; habías encontrado
otro amor y pensabas seguir ese nuevo camino, en el que yo no tenía cabida.
Me senté y comencé a analizar mi vida. La había dedicado enteramente a ti y ahora me
sentía sola, abandonada, engañada. En un
acto de rebeldía, me llené de valor pensando que debía tratar de rehacer mi vida,
que el mundo no se acababa, aunque sabía que me costaría dolor y sufrimiento,
ya no era tan joven, y el tiempo había pasado, me sentía estafada y vacía.
Pese a todo, me prometí salir de este paso, por dignidad y
orgullo lo voy a lograr. Empiezo en este
mismo momento. Has dejado de existir para
mí.
jueves, 3 de diciembre de 2015
LA SORPRESA Roberto.es
Sucumbir a un deseo, casi a oscuras,
apenas a la luz de una vela…Sólo la sombra arrancada de su piel comparte la
anhelada vigilia, bailando frenéticamente al ritmo que la marca la sinuosa
candela. Embriaga por la fantasmagórica
visión, se deja arrastrar por su delirante embeleso. Allí está, ese cuerpo de ébano, turgente, de
líneas perfectas, cinceladas por dioses, envuelto en oros que invitan a la
desenfrenada y lujuriosa pasión. Se
acerca despacio, con miedo, todo su cuerpo tiembla, y el azorado corazón se
detiene… Sus manos trémulas desnudan con
veneración aquel refulgente cuerpo, lo despojan lentamente de sus brillantes
vestiduras. Una ardiente y desconsolada
boca muerde con vehemente lascivia la cobertura de aquel deseado bombón…
LA DUDA Lali Marcelino
Es imprescindible que estés a mi lado en
este momento, sólo así aliviarás mi carga, esta carga que dura demasiado. Tal vez si no se hubiera sembrado la
desconfianza que se generó entre nosotros, motivada por habladurías sin
sentido, no estaríamos como estamos. Lo que más me dolió fue que, después de
conocernos y ser amigos toda la vida, dejaras de creer en mí y dudaras, hasta
tal punto, de creer más en personas que apenas conocías que en mí. Con el tiempo, estás solo y esos amigos a los
que tanto amor profesaste en aquellos momentos, hoy en día te han dado la
espalda, confirmando con sus actitudes quién realmente valía la pena. Te fijaste más en el envoltorio que en lo que
había dentro y así te ha ido. Algo de lo
que nunca me olvidaré fue del modo en que me despreciaste delante de todo el
mundo cuando te enteraste que mi inclinación sexual no era, según la sociedad, “la
adecuada”, con tu actitud dejaste de lado y olvidaste nuestra limpia
relación. Nunca te engañé, sabías
perfectamente en qué medio me movía, por lo que no entiendo cuál fue realmente
el motivo que te indujo a ridiculizarme y llevarme ante un tribunal popular y
extender un bulo que destrozó mi imagen de persona seria, cabal y sobre todo
honrada, que nada tenía que ver con mi vida íntima y secreta, hasta donde yo
quería que así fuera.
Por todo esto, quisiera averiguar y
aclarar si todavía dudas de mí. Me
interesa mucho tu amistad; es por eso que deseo que olvides lo pasado y que
vuelvas a ser mi amigo.
EL SECRETO Ana Benítez
Encendió una vela para poder leer la
carta que había estado ocultando en el bolsillo de su delantal. Había llegado la hora de sucumbir al deseo de
saber quién escribía las palabras de pasión que habían hecho que su rostro se ruborizase
y sus manos temblaran. Se sentó; un
vahído le inundó el alma de amargura y furia.
Leía con avidez deseando llegar al final; cada vez más cerca de conocer
a su autor. Apenas tres líneas le
faltaban cuando el marido entró en la estancia.
En un rápido movimiento la guardó en el delantal sin ser descubierta. Su marido nunca sabría que esta carta era para
él.
INSOMNIO Esther Morales
No podía parar de reír después de haber
leído la carta y ahora no iba a pegar ojo en toda la noche dándole vuelta a la
idea de dejar su soltería después de tantos años de soledad y libertad. Néstor, aquel novio de su juventud, aquel con
quien tanto soñó años atrás, se había cruzado de nuevo en su vida. El joven, guapo y alegre amigo de hacía
muchos años, ahora irrumpía en su camino, después de muchos años de estar viuda. En su carta le pedía matrimonio y le
confesaba estar profunda y locamente enamorado de ella. El sueño se alejaba, más que insomnio le
producía risa la idea.
Al final, ya de madrugada, se durmió y
su último pensamiento fue, no sé, voy a ver qué me dice la almohada.
DESESPERANZA Alicia Carmen
Encendió una vela al llegar a su
habitación. En la penumbra abrió la
carta y su olfato percibió el aroma de su cuerpo…, pero él ya no estaba en la
cama donde lo había dejado. ¿En qué
momento se fue?, se preguntó Beatriz.
Sería cuando yo estaba en el salón tratando de organizar mis perturbados
pensamientos. ¿Quizás se ha dado cuenta
de mi insensata actitud?. Habrá
adivinado que me estoy debatiendo entre sus brazos y los del otro, ese que me ha
mandado la carta, el escondido, el imposible… Seguro que se ha percatado de que
me oculto para leer ciertas cartas.
Desde que conocí al otro, no logro pensar con claridad, no sé por cuál
decidirme. ¡Qué incertidumbre! ¡Qué infierno!
¿Por qué tuve que ir a esa reunión sola? ¿Por qué tuve que conocer al
otro?. Me ha descolocado la vida, ahora
todo mi mundo, toda mi paz, lo que tenía como cierto, todo se tambalea. Las dudas me producen una terrible
desazón. ¿Y la carta? Con esta angustia ni la he leído, a ver. Vaya, esto no lo esperaba, me pide que no nos
veamos más, que su mujer ha descubierto
su infidelidad, que tal vez lo perdonará, así es mi querida Beatriz, punto
final a nuestra aventura. ¿Aventura?
¿Eso es lo que he sido para él? ¿Y en qué lugar quedo yo ahora que anhelo sus
besos, ahora que lo llevo dentro del alma?
Me siento tan abatida, tan vulnerable.
Estoy invadida por la desesperanza.
EJERCICIOS TALLER: ¡CON LA FRUTA SÍ SE JUEGA!
DE FRUTA EN FRUTA Maruca Zamora
Me contó que conoció a
un higo muy dulce, que no se parecía en nada a aquella naranja carnosa con la
que había cortado, y mucho menos con la inteligente manzana de meses atrás, ni
la fresa tan chic del pasado verano, ¿qué importaba?, dulzura era lo único que
necesitaba en aquellos momentos.
POR LA MAÑANA
Esther Morales
Me contó que tenía
relaciones de amistad con una sandía, a la que invitaba siempre que iba de
paseo al campo porque su agua apagaba su
sed de inmediato.
HABANA Juani Hernández
Me contó que conocía a
una naranja muy alegre que bailaba siempre sobre el sombrero de una rumbera, en
los cabarets de La Habana; sí, mi amor –le decía–: ¡¡Azúcar!!
ANTIPÁTICA
Águeda Hernández
Conocemos a una piña un
poco antipática que no quiere que se acerquemos a ella porque dice que nos
puede hacer daño si pretendemos besarla. ¡Lástima, porque está buenísima!
LIBRE Perla
Me contó que conoció a
una cereza que, muy oronda, se paseaba por la mesa recién puesta; se había
escapado de su queso aquella misma mañana.
Me contó que conoció a
una mandarina que
quiso ser mandarín
quiso ser mandarín
CON CARÁCTER
AliciaCarmen
Me contó que conocía a
un mango con sobrepeso que vestía siempre con varios calores, entre amarillos,
rojos y verdes. Creía que era por su carácter
aunque en lo profundo…¡era tan dulce!
FESTIVA Lali
Marcelino
Me contó que conocía
una fresa que se paseaba por todas las orgías repartiendo alegría por doquier
CONCILIADORA
Ana Benítez
Me contó que conocía a
una papaya que intervenía siempre para apaciguar las peleas que organizaban los
estómagos de sus amigos
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EJERCICIOS DE TALLER,
IMPROVISACIONES
ELLA LO SABÍA Carmen Garcés
Obra de Jean-Baptiste Santerre |
Apagó la vela después de haber leído aquella
carta. Nada sería lo mismo a partir de entonces, ella lo sabía, porque lo que
aquellas líneas contenían, estaba cambiando por completo su vida.
Le fue imposible conciliar el sueño, miles de inquietas
mariposas revoloteaban en su estómago; su mente divagaba, la trasladaba a ese
lejano lugar que pronto sería su nuevo hogar.
Sabía que, a partir de ahora tendría que enfrentarse a una
nueva vida, y debería hacerlo sacando toda esa fortaleza que guardaba en su
interior. No sería fácil, ¡ella lo sabía!, pero eso no la amilanaba; al fin estaba realizando su sueño, ese que le había
acompañado desde niña.
Partiría pronto. ¿Regresaría algún día?, se preguntaba
cuando las dudas la asaltaban; no obstante, las arrancaba presurosa de sus pensamientos;
estaba decidida a disfrutar plenamente de esa maravillosa experiencia,
consciente de que únicamente el tiempo poseía
la respuesta.
EL RELOJ Lilia Martín Abreu
No podía
parar de reír,
después de haber
leído la carta,
y ahora no
iba a pegar
ojo en toda
la noche, dándole
vueltas a la idea de...
¿Quién será quien
está interesado en
verme en el
programa de televisión,
Traigo una carta
para ti? Confieso que
solo leí la carta
de invitación, y
me causó tal
ataque de risa
que, temiendo estoy,
¿qué no me dará
ese día en
el programa.?
Son
ocho días de
perplejidad que me
esperan... ¿quién será
que quiere verme?
¿Y para qué?
Esa es mi
incógnita, mi cabeza
no para de
dar vueltas como
una peonza y no tengo
la menor idea
de quién pueda
ser, voy a
terminar loca, haciendo
cábalas sin sentido:
¿Será un
enamorado de la
juventud? ¡Oh que
romántico seria!
¿Y si
fuera adoptada y
mi madre biológica
me estuviera buscando?
No, no creo,
tengo cinco hermanos
y yo no
soy la mayor
y todos nos
parecemos.
¿Tal
vez, alguien me quiera
reclamar alguna deuda,
o algo del
pasado?
¡Oh Dios
mío!, tengo tal
cacao en mi
cabeza, que créanme, hasta
he llegado a
pensar si tengo
algún hijo secreto,
pero tendría que
haberlo parido, y
de eso sí
que me acordaría. Esta
incertidumbre me está matando,
el reloj no
para de dar
las horas, y
yo con esta
confusión que no
me deja dormir.
Bueno, bueno..., si resisto,
dentro de una
semana se enteraran
al verme en
el programa, si no
me ven, por
favor, búsquenme en
urgencias o en
el psiquiátrico que
debo estar por
ahí.
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