Cuando me di cuenta,
ya estaba tendida en la parte trasera de la furgoneta, en el leco improvisado que él había
preparado. Cerré los ojos un momento para intentar recordar cómo había llegado
allí. En una fiesta, eso es, una fiesta
organizada por mi amiga Jenny; y a la que me obligó a ir; pero pronto volví a
la realidad al contemplar la imagen que tenía ante mí: su tez morena,
abdominales marcados, carnosos labios. Mi mirada bajó hacia su reptilodocus. No había duda. Ese cuerpo
yo lo conocía; pero no recordaba ni cuando, ni dónde , ni cómo.
Él me sujetó tiernamente
los brazos a su espalda y ató mis muñecas con la camiseta que se había quitado.
La inmovilidad me estremeció. Oleada que se convirtió en delirio cuando él
nuevamente la trompeteó. Ahora
fuerte, ahora despacio.
Cuando yo estaba a punto de mogasormajane
él sacó su reptildousario totalmente
toorecto; totalmente durapanpan, y manadió todo el placer en su cara, lo que le causó trastrestristrotrus de placer
imposibles de contener. Me dormí. Y
cuando desperté exclamé. ¡Esta vez no lo había soñado!.
Erotismo, humor e ingenio, entremezclados como puro divertimento. Me trastrestrustritrusó.
ResponderEliminar¡ Qué impetu !! me quede anonadada con un briovertigoconfuso.
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