Aquella noche no tenía
mucho sueño y decide ir a pasear, sin
saber el sitio donde iba y, perdida, caída la oscuridad, se encuentra en medio
de un monte desconocido; por un lado, silencio absoluto, por otro, los
chillidos de algo que no sabía distinguir qué era. Sigue caminando y siguen los
chillidos.
-¡Sálvame, me tiene cansada, me voy de tu lado!
– gritaba
-Sí, sí, vete ya no me
sirves para nada, hace tiempo debías haberte ido –respondía otra voz
¡Zas!, un portazo a la
puerta y alguien sale corriendo, sin mirar a los lados.
Y, triste de ella, ¿qué
será de mí?, Nada, a buscar mi vida en
las alcantarillas oscuras, entre cucarachas, ratones y otros insectos, que con
hambre no hay nada malo.
Su sorpresa llegó cuando en el camino se
encuentra a una amiga y, juntas, se van de fiesta, a pasarlo en grande. A buscar
cosas mejores que vivir metidas en alcantarillas…
Me gusta la doble lectura de este relato; la literal y la figurada.
ResponderEliminar