Estoy en mi pasado. Me
paseo por él. Sé exactamente donde voy, de la misma manera que conozco para
qué: para rectificar un error cometido, y los remordimientos no me han
permitido olvidar. Yo camino lento, admirando esos paisajes tan hermosos y que
ya subsistían difusos en mi memoria, esos caminos y veredas tan andados y
desandados por mí en tiempos pasados y que hoy casi no recordaba; ¡cómo era
posible olvidar tanta belleza!. En cambio, mantenía vivo, y alimentándolo día a
día en mi memoria, un afán de subsanar ese error cometido.
Según avanzaba en
busca de mi objetivo, algo me reprochaba dentro de mí, recréate con este
entorno maravilloso que tienes a tu alrededor y olvídate de todo lo demás, si
fallaste ayer no importa, no des más vueltas a lo que fue, todo el mundo comete
errores y de ellos se aprende, los fracasos dejan lecciones que no se pueden
borrar porque estarías borrando las enseñanzas que ellos dejan, lo vivido,
vivido está, con sus luces y sus sombras, es tú pasado y no se entiende el
presente sin él, no le puedes dar marcha atrás al reloj, pero sí darle
cuerda nuevamente, así que desprendete
de una vez por todas, sin remordimientos, de ese lastre que llevas contigo,
cruza la línea nuevamente y retírate de aquí, que éste ya no es tu lugar.
Un viaje al pasado; un viaje al interior de uno mismo para perdonarnos y seguir adelante. Muy buena esta reconstrucción, Lilia.
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