Si pudiera dar una definición al
pelo de la cabeza o cabello, diría que es el vestido de la misma. A todos nos
preocupa, lo admitamos o no, su estado y apariencia, no hay más que ver la
cantidad de tiempo, esfuerzo y dinero que desde tiempos remotos la gente
invierte en cortar, colorear, cepillar y arreglar sus cabellos.
La forma o apariencia con que
presentamos nuestro pelo a los demás habla de nuestra personalidad, es como un
mensaje de nuestro estado, tanto anímico como de salud, pero su verdadera
función natural es la de ejercer como un aislante protector del frío o del
calor. Sólo que los seres humanos le hemos asignado otros papeles como el de
influenciar a los demás en la medida de lo posible para que nos vean de una
manera determinada, más atractiva. Ello tiene profundas raíces emocionales y
psicológicas. En efecto, lo emocional tiene además una relación directa con el
estado del pelo, no hay más que ver el encanecimiento progresivo debido a las
tensiones, disgustos, así como la caída del cabello debido al estrés, llegando
incluso a la calvicie. Pero no hay que olvidar que en esto también hay un
componente genético y hereditario, así como la edad.
Yo particularmente opino que el pelo
hay que cuidarlo pero sin pasarse, lavarlo en exceso así como teñirlo muy a
menudo no hace sino agredirlo y dañarlo. En fin, como decía mi abuelo, al pelo
mientras menos potingues le eches, mejor, y lavarlo con jabón Lagarto.
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