Solía odiar el descaro con el que
algunas personas utilizaban la información para hacer juicios de valor y así
manipular los sentimientos, con fines difusos y banales, sin embargo, algo ha
hecho que esta tarde empiece a verlo de otra manera. Sí, la verdad, me ha gustado la charla de
este psicólogo y sus investigaciones sobre el comportamiento humano y la
fragilidad de una personalidad de baja autoestima. Sí, es cierto que todos manipulamos, incluso
queriendo hacerlo con la mejor intención, sin pararnos a pensar en las posibles
consecuencias de nuestros actos o palabras, que no solo podrían causar el
sufrimiento, sino la destrucción de una amistad que tarda años en consolidarse…
como aquella…
Entonces recordé que, juntas, habíamos
afrontado situaciones difíciles, apoyándonos la una en la otra, y las risas
incontenibles por acontecimientos absurdos con final feliz. Pero, mira por donde, la casualidad o la
suerte hizo que una de las dos destacara de alguna forma en algo
insignificante, nada digno de mención, en una actividad que ambas compartíamos
y que habíamos empezado a practicar con ilusión porque nos divertía y…
Pues sí, no faltaron los bienintencionados
que manipularon la situación creando así más incertidumbres y distanciamiento,
en lugar de mediar con sensata balanza, justo razonamiento, sentido común y generosa comprensión.
La pena que produce el juego de la
manipulación y, en este caso, sin fundamento, es honda. Algo de lo que, desde hoy, me cuidaré muy
mucho porque, pareciendo inofensivo y de criterio, es ¡destructivo!
Esta voz narrativa en primera persona nos dibuja el lado claroscuro de las relaciones humanas, lleno de malentendidos, de ocultas intenciones, de manipulaciones, cosas que dejan siempre estelas de dolor
ResponderEliminar