- - No
cuelgues, por favor.
- - Habla.
- - Fue
todo un accidente.
- - Accidente,
dices… Accidente es romperse una pierna o quemarse con aceite; pero esto…,
esto, sólo tiene un nombre…
- - ¿Un
nombre? ¿qué quieres decir?.
- - ¡Venganza!
- - Pero…
¿Venganza de qué?. Mira, Juan, todo aquello está olvidado para mí…
- - Sí,
eso pensaba yo. Pero veo que aún no me has perdonado.
- - Que
no. De verdad. No te guardo ningún rencor. Eres el hombre que más he querido en
mi vida.
- - Y,
entonces…¿por qué lo has hecho?
- - Ha
sido un mal entendido. Créeme. Nunca te haría daño.
- -Tú
sabes lo que significas para mí y, aun así, no has dudado en joderme…
- - Mira,
ya veo que por más que te lo explique tú ya te has hecho tu propio juicio, y
nada de lo que te diga te va a hacer cambiar de opinión.
- - Escucha
Juan, piensa un poco… ¿No crees que si hubiera querido: ”joderte”, como tú
dices, lo habría hecho cuando metiste en la lavadora mi jersey de cachemir con
tus calcetines sucios?.
- - Bueno…
tal vez tengas razón…
- - Además,
si quieres que te diga la verdad, me alegro que se haya manchado de lejía esa
camisa que tanto te gustaba porque, sinceramente, era muy hortera. Bueno, todo aclarado, ¿no?. Ahora ponte a planchar la ropa que te dejé encima del
sofá.
- Ah!: y cuidadito con quemarme nada… Adiooos Juan…
Divertido, chispeante, ingenioso. Excelente material para un futuro sketch humorístico de esos en los que nos aventuramos. Tomaré nota para próximos actos, si te parece bien.
ResponderEliminar