- - Buenos
días, Casa de Empeños, ¿qué deseaba?
- - Buenos
días, mire me llamo Tomás y estaba interesado en empeñar, unas cuantas cosas.
- - Cómo
no… Dígame de qué se trata y le haré la mejor oferta.
- - Bien
señorita, empezaré quitándome el amuleto más pesado que tengo…
- - Dígame,
dígame…
- - Sí,
a mi suegra… es única en el mundo entero, no hay otra igual que ella. Todos
sabemos que vale lo que pesa y eso es mucho.
- - ¡¡Pero
señor!!!! Creo que no me ha entendido
- - Sí,
sí… la he entendido perfectamente. Mire… vaya tomando nota y al final me dice
cuánto me pagaría por todo. Lo de empeñar quiere decir que a un tiempo ¿me lo
devolvería? Pues mire, a mi suegra, se la puede quedar. Yo se la regalo.
- - ¡¡Pero
señor!!! No puede ser, usted no me ha entendido a mí.
- - Sí,
sí…es en serio, yo no soy una persona apegada a las cosas, lo bueno es
desprenderse de ellas cuando ya no te aportan nada, ¿pa qué?…Mire lo segundo
que quisiera empeñar, es un loro. Me lo regaló mi suegra y estoy seguro que me
lo regaló para espiarme, sabe por qué lo sé… porque ya lo he visto en varias
ocasiones hablando por teléfono con ella. Y estoy seguro de que es con ella con
quien habla, porque a la mañana siguiente, mi suegra está informada de todos
mis movimientos, no me interesa tampoco el loro, Ahh!!! Lleva un anillo de oro
en la pata derecha, pero eso es lo que menos valor tiene para mí. Y por último,
también estaba interesado, ya que mi
mujer murió hace años, Dios la tenga en la gloria, porque ella sí que era una
santa…no como la madre y el loro. La pobre se dedicó toda la vida a coleccionar
cayados… sí, sí cayados de playa, tengo la casa llena de piedras de todas las
formas y tamaños. Ya me cansé de todo…de mi suegra, del loro y de las piedras.
Esto es una carga muy pesada para mí, ya a mi edad… ¡¡¡Señorita, señorita!!!
Está usted ahí? Oiga…oiga!!!.
Material jugoso para un futuro sketch humorístico de esos en los que nos aventuramos de vez en cuando. A tomar en cuenta para próximas travesuras en el escenario. Muy bien
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