Siempre fue un afamado periodista de
investigación en criminología, con muchos riesgos. De hecho, sus trabajos se
publicaban y tanto esfuerzo era compensado con homenajes, felicitaciones y
demás. Todo resultaba maravilloso, sin
embargo, a él una gran insatisfacción le corroía sin dejarle disfrutar de lo
que estaba viviendo, sentía que un desgaste cognitivo, a través de su memoria
por el exceso de trabajo, se estaba apoderando cada día más de él. Fue hoy
cuando decidió que sí, o sí, tenía que dar un parón a su carrera.
Después de estar un tiempo
recuperándose, descubrió que este otro mundo del que nunca había podido disfrutar,
como por ejemplo el estar con los amigos sin prisa, salir a pasear con quien
fuera, incluso, sacar a dar una vuelta a su perro, o leer tranquilamente debajo
de un árbol, todo, cualquier cosa de lo nuevo…todo, era fantástico y quería
disfrutarlo a tope, deseaba seguir así el resto de sus días aunque para ello
tuviera que dejar lo que hasta ese momento había sido su mundo. Él, quería un
cambio, seguir viviendo lo nuevo.
Bendito sea ese cambio que permite vivir la vida como se desea. Ojalá no fuera tan difícil conseguirlo. El que el protagonista de tu relato lo haya conseguido, nos asoma a la esperanza, Mercedes
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