Aunque parezca mentira, los hay. Algunos, si
pudieran, hasta no les permitirían nacer, otros, si son niñas, son capaces de
venderlas, maltratarlas sicológica y físicamente, pegándoles y abusando de
ellas. Igual si son niños, obligándoles a hacer cosas que su mente de niños no
comprenden; entre otras, obligándoles a odiar a sus propios padres y amigos,
poniéndoles un arma en las manos para disparar contra toda persona, incluso a
su propia familia y todo por defender unas
ideas criminales y absurdas. Nosotros,
que estamos al otro lado y vemos en nuestro televisor esas atrocidades, no nos molestamos mucho en
pensar cómo poder ayudar, hacer algo, presionando a nuestros respectivos
gobiernos que tendrían el deber de acabar con esa lacra, dando castigos
ejemplares. Ellos miran para otra parte, y a los gobernantes suyos, de los
propios países donde pasan los mayores desastres, no les importa, no piensan en
que son seres inocentes y vulnerables. Aun mirando sus caritas, no son capaces
de pensar que a los niños hay que protegerlos, nunca hacerles daño, ya que
ellos serán el futuro del mundo.
Atentar contra la dignidad física y moral de la infancia, robarles la inocencia para destruir con ello su futuro de adulto, es uno de los peores crímenes que alguien puede cometer. Tus palabras llevan toda la razón del mundo
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