VOLVER Roberto Escarvajal
Hace frío; me levanto para atizar el fuego de la chimenea
que calienta mis doloridos y cansados huesos. Afuera, el cielo plomizo atrapa
la ciudad bajo su manto helado.
Estoy en medio de una soledad inmensa y yerma. El silencio
recorre las estancias de la casa como un líquido pesado que se cuela por debajo
de las puertas. Solo escucho el lastimero latir de mi corazón en mi pecho
ajado.
Hoy he decidido escribir una carta sin destino conocido, que
nunca leerás porque no sé dónde te
encuentras; para decirte que sigo aquí, donde me dejaste, donde nos prometimos
amor eterno; y aquí estoy, cumpliendo
esa promesa de juventud que con un
ardiente beso sellamos.
Un día te fuiste sin decir nada,
amparado por la oscuridad de la noche, entre grises colmenas de hormigón, únicas cómplices de tu huida.
Desapareciste sin dejar rastro; nadie supo tu destino -a
veces pienso que ni siquiera tú lo sabías- ni qué poderosa razón causara tu
marcha. Nadie pregunto por ti, solo yo te he echado en falta. La vida se paró
en el momento en que dejé de escuchar mi nombre en tus labios.
Y espero..., contemplando cómo la noche
juega a esconderse hasta que el amanecer la sorprende un día tras otro.
Y
espero..., mientras mis sienes encanecidas me susurran el paso del tiempo.
Y espero..., aunque mis ojos tristes ya
no miren porque solo desean ver lo añorado.
Poseo en la retina imágenes de nuestros
cuerpos fuertemente entrelazados; como si presintieran lo que estaba por venir.
A veces trato de visualizar tu ausencia, imaginar cómo será tu vida, si me has
echado de menos o simplemente formo parte del cajón de sastre de tus recuerdos.
Para vivir, no es suficiente estar vivo; soporto una existencia estéril
sustentada por recuerdos posiblemente
idealizados, esperando una llamada, una carta que nunca llega. Me
obsesiona la incertidumbre de tu
ausencia, y me asusta pensar que fui yo
el motivo de tu destierro.
No te juzgo, solo tú sabrás por qué
decidiste hacer de mí un ser inerte,
insensible, que solo sabe esperar, esperar a que
me estreches en tus brazos, a sentir tu aliento en mi corazón olvidado. Tan solo
quiero que vuelvas..., que desees… volver.
Tal como reza en acta del jurado, éste decidió otorgar a este relato el 3er Premio, por su buen uso del lenguaje, que invita al lector a nadar entre lo literal y figurado. Y, pese a no usar la típica fórmula de inicio, nudo, desenlace; por la historia que subyace detrás del dibujo literario que el autor hace sobre el vacío que dejan las ausencias inexplicables.
ResponderEliminarQue bella manera de expresar los sentimientos , que gran conocimento del lenguaje . Una carta maravillosa , felicidades . Un premio muy merecido . Un abrazo, Alicia.
ResponderEliminarAunque ya te felicité personalmente, hoybquiero hacerlo también por este medio. BRAVO compañero!!!!! Como siempre, un relato estupendo. Ahora a por el primero. Un abrazo.
ResponderEliminarEnhorabuena por ese merecido premio, y por esa fluidez del lenguaje
ResponderEliminary habilidad para plasmar emociones, un abrazo compañero y muchas FELICIDADES!!!
Esperar la vuelta de un ser amado que ha huido sin dejar rastro ¡
ResponderEliminarEsperar el regreso del ser amado que ha huido sin dejar rastro. ¡Que bonito y romántico!. Es una narración mezclada con dolor, ilusión y esperanza, me ha encanta.do Muy merecido este premio. Te felicito