EXISTENCIAL de Carmen Garcés
Aquí estoy, nuevamente
empapado del frío rocío de la noche. Hago recuento de lo acontecido durante el
día que se extingue. No ha sido uno de los mejores que me ha tocado superar,
sin embargo los he tenido peores.
Entrada la noche, fui
asaltado, agredido y despojado de casi cuanto poseía, por una muchedumbre
enardecida. Ya sé que estos riesgos
constituyen parte de mis funciones, mas no acabo de acostumbrarme, en los
últimos tiempos estas acciones ocurren con demasiada frecuencia.
Mis sentimientos
son una extraña mezcla de miedo, frustración y aflicción, por ver como la
desazón de estos seres, les lleva a cometer actos como estos. La falta de
recursos, el hambre…, en una palabra, la desesperación los obliga a ello; es
por eso que no puedo culparles por sus actos, me limito expectante a que tomen de mí lo que
necesiten y se marchen, esperando que lo hagan sin que me dañen físicamente.
Llevo incontables
años en este barrio, intentando cumplir cabalmente con mis obligaciones, y por
ello comparto el día a día con sus vecinos; sin embargo estos, la mayor parte del tiempo tratan de evitarme, -muchos
hasta cruzan de acera para no encontrarse conmigo-; otros pasan por mi lado de
prisa, casi sin mirarme y, los pocos que a mí se acercan, lo hacen con
aversión, evitando todo contacto conmigo.
¡La verdad es que no me tienen en demasiada estima!
Sí, ya sé que no soy uno de los seres
que más admiración despierta, pero…, ¡es que nadie ha querido conocerme a
fondo!., ¡oigan, que no muerdo!.
¡Si supieran el gran afecto que les profeso!.
A cada uno, los conozco mejor de lo que nadie
podrá conocerlos jamás. Sé cuándo están felices, -pues ese día, han celebrado
una gran fiesta-, con vino, buena comida y regalos; también sé cuándo están
pasando momentos de estrechez, o si están enfermos. Todas esas ocasiones las
comparto y las siento como mías. Soy feliz y sufro con ellos, por eso me
lastima tanto su desprecio.
¡Cuánto daría por
que fueran un poco más amables!; un gesto de cariño de vez en cuando, para mí sería suficiente.
Si comprendieran lo
dura que es la vida de un contenedor de basura, seguramente me valorarían más y me maltratarían menos.
Estilo limpio y depurado, al servicio de una historia contada desde el original punto de vista de un objeto; hasta tal punto creíble que este ser inanimado parece tener alma y sentimientos. Todo eso y más ha hecho a este relato merecedor del segundo premio. Felicidades!!!
ResponderEliminarSimplemente genial!!! Un relato muy ingenioso con un sorprendente final,
ResponderEliminarmerecido premio compañera FELICIDADES!!!
Carmen, tu relato es bien ocurrente e imaginativo, divino para provocar una divertida sonrisa . Hasta el final sabrá Dios lo que pensé . Muchas felicitaciones por ese merecido premio. Alicia
ResponderEliminarQuerida compañera: Me he quedado de una pieza al leer tu relato, es magnífico, expectante bien construí do y con un final inesperado. Te mereces este premio y mucho más. Enhorabuena.
ResponderEliminar