Si
no hubiera sido por esos zapatos, Rita no hubiera bailado de aquella manera. El salón de baile estaba repleto de
espectadores. Sonaba la música, sólo se
veía la silueta de Rita, tras los focos y, de pronto, aquellos zapatos como por
arte de magia, parecieron cobrar vida.
Se arrastraban, saltaban, puntilleaban y taconeaban. Eran ellos los protagonistas y Rita sólo los
presentaba. Brillaban como nunca lo
habíamos visto antes. Eran sólo unos
zapatos pero, aquella noche fueron los protagonistas de aquella función de
marionetas.
¡Qué magia la de estos zapatos bailarines! El artista detrás del telón, brillando de incognito, haciendo que los otros luzcan su esplendor. Generosa Rita.
ResponderEliminarLos buenos zapatos te dejan caminar sin hacer daño,bailar por todo el salón. No existe nada como los zapatos caros. Dolores de FLORES DEL TEIDE.
ResponderEliminar