Aprovechó que ya todos dormían y, aquella noche
especial del mes de abril, entró al libro.
En él había muchas princesas que tenían un sueño fantástico; a toda
costa querían publicarlo y, gracias a la reina, se cumplió su deseo.
Pero, en un momento dado, el sueño las venció y
todas se quedaron dormidas, momento en que el escritor aprovechó para robarles
su secreto, copiarles el libro donde cada una contaba sus historias. Eran preciosas; unas de amor, otras de cariño
y, como no, otras muy tristes, pero todas llenas de ilusión.
Recuerdo un huerto con hortelana, unos balazos
lejanos, un coche que arranca, un demonio que acecha, el barco que se hunde,
los curieles mirando el juego entre las mesas, más allá del infinito, la larga
espera, el niño que corre, un largo paseo, una exposición, esperando bajo el
espejo, la oscuridad en la lejanía, isla, pensando en tiempos lejanos,
escuchando llaves en la puerta, entre los mejores amigos, ellos, en la casa,
vivencias a las que, por desgracia, hay que decirles adiós.
Yo soy ese escritos
así que, por favor, no le cuenten a la maestra que he copiado porque si no me
castiga y yo quiero volver Cada Jueves a las Siete.
Me ha encantado, Nina. Realmente bonito este homenaje que le haces a nuestro libro, en el que todos pusimos tanta ilusión, como trabajo y cariño. Gracias.
ResponderEliminar