Estando de
viaje por vacaciones, me vino el recuerdo de una amiga que hacía muchos años no
veía. Treinta años atrás nos habíamos separado
aunque en realidad doce años hacía de la última vez que nos habíamos
reencontrado y, estando tan cerca, no
quería dejar pasar la oportunidad de volver a verla. Desconocía si estaba en el mismo sitio y ni
siquiera estaba segura de recordar su última dirección. Con esa idea dando vueltas en mi cabeza,
llegué al hotel.
Al día
siguiente, nos fuimos de excursión.
Estaba en medio de un grupo muy bien integrado, formado por gente
conocida y lo pasé realmente bien visitando bonitos lugares pero, en mi ánimo
seguía muy presente la idea de encontrar a Maruca.
Al llegar al
hotel, busqué ayuda comentándole mi deseo a la recepcionista para que buscara
en el listín telefónico. Sólo me
acordaba de su primer apellido y eso hacía muy difícil la búsqueda. Dos días llamando a todas las personas con el
mismo nombre y apellido, dio sus frutos pues, al fin, di con ella. Se sorprendió mucho al escuchar mi voz, tanto
como yo al reconocerla a través del hilo telefónico. Ambas nos emocionamos.
Quedamos en
vernos y aunque su casa estaba un poco lejos, fui a visitarla. Disfrutamos juntas del recuerdo de muchas
anécdotas compartidas cuando éramos apenas unas jovencitas y amigas
inseparables. Luego, la vida nos
distanció por irnos a vivir a países diferentes. Hace doce años nos vimos por iniciativa mía y
también aprovechando un viaje. Esta vez
vimos como han pasado los años por las dos.
Nos pusimos al día en las diferentes cosas que nos ha tocado vivir a
ambas. Las dos somos abuelas y fue una
experiencia muy bonita este reencuentro.
No contaba con mucho tiempo y nos despedimos pronto, no sin antes
hacerle prometer que aceptaría mi invitación de venir a Canarias. Ojalá cumpla lo prometido y que nuestra
amistad continúe hasta el fin.
Que así sea. Ojalá que tu amiga pueda leer tu relato para ver reflejado en palabras tan emotivo reencuentro de las dos.
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