Una tarde,
estaba yo aburrida en casa y decidí salir sin saber bien donde iba. Sin pensarlo, me encontré con unas amigas a
quienes les pasaba exactamente lo mismo que a mí. Juntas, caminamos sin rumbo hasta que nos
hallamos en medio de un parque muy bonito, lleno de árboles y voces de niños
que disfrutaban de sus juegos infantiles, bajo la mirada atenta de sus
padres. Contagiada de la alegría de los
niños, me llevé una gran sorpresa. Me
encontré con una amiga que hacía muchos años no veía. Sin haberlo planificado, pasé una tarde muy
divertida junto a mis amigas, incluyendo a la que me había encontrado por
casualidad que estaba allí con su nieto.
Nos dejamos llevar por la emoción y nos sentimos como niñas columpiándonos
junto a los demás niños. Esa visita al
parque fue para no olvidar.
RELATOS DE LOS COMPONENTES DEL TALLER DE LECTURA DIRIGIDA Y NARRATIVA “EL TRANVÍA”
domingo, 15 de julio de 2012
LA VISITA de Maruca Morales
EL SECRETO DE RAQUEL de Esther Morales
¡Qué guapa estás hoy!
Siempre estás igual, nunca envejeces, no pasan los años por ti – Raquel siempre
ha escuchado esos comentarios en torno a ella.
Incluso, en la mañana de este día en el que se dispone a escribir este
relato, un chico que ella conoce hace mucho años con el que se encuentra, cruza
la calle para darle un beso y comentarle lo joven que la ve. Esas palabras levantan el ánimo de Raquel y
efectivamente, la hacen sentir joven y guapa.
¿Cuál será su secreto?- Raquel reflexiona y llega a la conclusión de
que, aunque no está exenta de problemas, tiene fe en ella misma y trata de
encarar la vida con alegría y optimismo pero, sobre todo, dando lo mejor de sí
misma: amor. Ese es su secreto.
EL ENFADO de Ana R. Benítez
Ese día el mundo amaneció al revés. Al despertar, lo primero que vi fue el mapa de la tierra que tenía frente a mi, dado la vuelta. Al levantarme con la intención de poner los pies en el suelo para acercarme al cuadro y comprobar que mis compañeras de piso no me habían gastado una broma, fue mi cabeza la que se deslizó y… empecé a andar con ella. ¡Estaba caminando con la cabeza!. Me pellizqué para comprobar que no estuviera soñando pero, el grito de dolor que di, me confirmó que estaba muy despierta y que lo que estaba sucediendo era real.
Dando vueltas por la habitación sin control, vi como entraba al dormitorio mi perra Keisy. Venía con el arnés y la correa que yo le pongo para salir a pasear… con la intención de colocármelos: ¡yo era ahora su mascota!. Keisy me repetía lo mismo que yo siempre le decía por las mañanas.
-Vamos a
sacarte rapidito que se me hace tarde, me tengo que ir a trabajar.
Cuando
pasamos por el salón, descubrí al gato dentro de ella y el pez lo olfateaba a
través del cristal. ¡El mundo se había vuelto loco!
Oí un
murmullo… y era la televisión. Corrí a
ver si oía alguna noticia que me esclareciera lo que estaba pasando. Estaban dando el telediario pero los
presentadores no eran humanos, ¡eran loros!, estaban hablando del rey del nuevo
mundo: ¡era un cerdito!. Su discurso
hacía referencia al ahorro. Invitaba a
todos los ciudadanos a ahorrar para que la economía resurgiera, al mismo tiempo
que alzaba la clásica hucha que todos conocemos con la abertura en el lomo
pero, no de un cerdo; ¡de un humano! ¡la hucha tenía forma humana!. Cambié de canal y me encuentro con un guacamayo con madera de líder,
subido a una mesa, exclamando, ante mi absoluta perplejidad, lo siguiente:
“El mundo ha
dado muchas oportunidades a los humanos, pero éstos no se han cansado de hacer
las cosas mal. Han seguido maltratando
al mundo y éste en el arrebato de un enfado mayúsculo, ha dado un giro total con la esperanza de que este mundo al revés
cambie las cosas”
LA VISITA de Maruca Zamora
Estando de
viaje por vacaciones, me vino el recuerdo de una amiga que hacía muchos años no
veía. Treinta años atrás nos habíamos separado
aunque en realidad doce años hacía de la última vez que nos habíamos
reencontrado y, estando tan cerca, no
quería dejar pasar la oportunidad de volver a verla. Desconocía si estaba en el mismo sitio y ni
siquiera estaba segura de recordar su última dirección. Con esa idea dando vueltas en mi cabeza,
llegué al hotel.
Al día
siguiente, nos fuimos de excursión.
Estaba en medio de un grupo muy bien integrado, formado por gente
conocida y lo pasé realmente bien visitando bonitos lugares pero, en mi ánimo
seguía muy presente la idea de encontrar a Maruca.
Al llegar al
hotel, busqué ayuda comentándole mi deseo a la recepcionista para que buscara
en el listín telefónico. Sólo me
acordaba de su primer apellido y eso hacía muy difícil la búsqueda. Dos días llamando a todas las personas con el
mismo nombre y apellido, dio sus frutos pues, al fin, di con ella. Se sorprendió mucho al escuchar mi voz, tanto
como yo al reconocerla a través del hilo telefónico. Ambas nos emocionamos.
Quedamos en
vernos y aunque su casa estaba un poco lejos, fui a visitarla. Disfrutamos juntas del recuerdo de muchas
anécdotas compartidas cuando éramos apenas unas jovencitas y amigas
inseparables. Luego, la vida nos
distanció por irnos a vivir a países diferentes. Hace doce años nos vimos por iniciativa mía y
también aprovechando un viaje. Esta vez
vimos como han pasado los años por las dos.
Nos pusimos al día en las diferentes cosas que nos ha tocado vivir a
ambas. Las dos somos abuelas y fue una
experiencia muy bonita este reencuentro.
No contaba con mucho tiempo y nos despedimos pronto, no sin antes
hacerle prometer que aceptaría mi invitación de venir a Canarias. Ojalá cumpla lo prometido y que nuestra
amistad continúe hasta el fin.
CARTAS de Clotilde Torres
Lo había ido
a despedir al aeropuerto. La ilusión de
los jóvenes en aquella época era Europa porque, entre nosotros decíamos que
empezaba en Los Pirineos. Nuestro país
sufría una gran dictadura y como jóvenes teníamos nuestros ideales.
Los meses
siguientes a su ida, recibió casi una carta diaria. ¡Qué cartas! Amor,
generosidad, complicidad, ideales y proyectos. En ellas, él le decía:
-En cuanto
termines tus estudios, te vienes para acá.
Tenemos trabajo y sobre todo libertad.
Pero, las
cartas empezaron a menguar. Pasaron a
ser una al mes aunque recibidas con la misma ilusión. Con el paso del tiempo, las cartas no
llegaron. Ella pensó
-Habrá
encontrado una chica moderna, guapísima y es normal que no piense en mí.
Ella sí que
encontró un buen hombre, trabajador, de buena posición. Se casaron y tuvieron tres hijos. Fueron muy felices.
Un día en el
que su madre no se encontraba bien de salud, le dijo:
-Saca del
armario el traje de chaqueta negro para cuando vayamos al médico.
Ella se
entretuvo buscando unos pañuelos para el cuello y algunas joyas. Entonces una caja de zapatos que nunca antes había
visto allí llamó su atención. Decidió
curiosear un poco mientras su madre seguía duchándose.
Además de
joyas, postales, recordatorios de todo tipo, la caja escondía la gran sorpresa
de su vida: veinte cartas con la letra que tanto conocía. No se contuvo. Vació el contenido de la caja sobre la cama y
comenzó a leer aquellas cartas que nunca recibió. Casi treinta años después, lloró como una niña, mientras su madre la
observaba desde la puerta del baño.
-Hija,
perdóname. A tu padre no le gustaba
aquel chico para ti. Era poca cosa. Se abrazaron las dos entre llantos y risas.
-Bueno, al
menos has sido feliz con otra persona.
Siempre
igual, por no contrariar a su madre, a pesar de haber cambiado su destino, se
quedó en silencio y no dijo nada.
Ella, tan
liberal, tenía la dictadura en su propia casa.
LA ROJA de Alicia Carmen
¡Cómo me
gustaban las caricaturas, de pequeña!. Era
una forma de entrar a un mundo desconocido, fantástico que abría mi imaginación
y me enseñaba otras costumbres; en definitiva, me hacía soñar…
Desde muy
temprana edad, noté que no era aceptado el hecho de que nací con el pelo
rojo. Ya se sabe como son los niños en
el colegio, por esto, cuando por casualidad me encontré con los comics del
pelirrojo Archi, quedé fascinada. Archi era
un chico, estudiante bastante flojo que tenía dos novias: la rubia y dulce
Betty y la morena y pretenciosa Verónica.
Tomando en cuenta su color de pelo y sus pecas, sus travesuras nunca
pasaban desapercibidas pues siempre lo identificaban. Vivía en un pueblecito maravilloso con
coquetas casas de setos bien cortados y de gente sencilla y amable. Y las
inefables Betty y Verónica siempre peleándose por acaparar su atención,
deshojando la margarita. Reconozco que a mí me simpatizaba Archi porque
teníamos en común nuestro color de pelo: el rojo.
Por culpa de
mi amigo, una vez recibí un cero en la boleta de notas debido a que me
descubrieron en plena clase, con este comic escondido en un cuaderno.
Años más
tarde, cuando llegué a España por primera vez, me recibieron en el aeropuerto
varios familiares, y una tía con cara dulce y expresión sorprendida, me
preguntó:
-Pero,
sobrina ¿por qué tienes el pelo rojo y eres pecosa?
Mi padre,
que conocía ese tipo de preguntas, me había preparado para responderlas, así
que sin inmutarme, le contesté.
-Pues mire
tía, acuérdese que en el pueblo de la colina casi todos son pelirrojos y
nuestra familia proviene de allí.
Enseguida se
le iluminó la cara y me pasó el brazo por el hombro, amorosamente. En ese momento comprendí que era aceptada como
un nuevo miembro de la familia.
jueves, 12 de julio de 2012
ESTAR SIN BLANCA de Carmiña Gohe
Una tarde,
hablando con una amigo, éste me comentó que no podía estar sin blanca. Yo le dejé hablar porque entendí que él
necesitaba relajarse. Mi amigo siguió
diciéndome que le era imprescindible y que no iba a poder vivir de esa manera
por mucho tiempo, que tenía que hacer algo para salir de aquella
situación. Mientras tanto, yo seguía
poniendo atención a todo lo que me decía hasta que el momento en que me dice
que su esposa se había ido de casa.
- ¡Vaya
Juan!, eso no cabe duda de que es doloroso, es mucho peor que estar sin blanca,
desde luego- le dije intentando darle ánimos de alguna manera.
-Pues eso es
lo que te he venido diciendo, que Blanca, mi mujer, se fue de casa y que no
puede estar sin ella.
LUZ VERDE de Lilia Martín Abreu
El recuerdo de aquellos maravillosos días pasados, se fue instalando poco
a poco en nuestra memoria, al darle luz verde al pasado, mirando álbumes y álbumes
de fotos de décadas anteriores. Nos
reímos como hacía tiempo no lo hacíamos, ya que dimos un repaso por la BBC:
bodas, bautizos y comuniones, de toda la familia. Nos deleitamos con los exquisitos modelitos
que lucíamos; no tenían desperdicio, la verdad, sobre todos los de los años
ochenta, con esas discretas hombreras y los pelos a lo afro: ¡qué horror!,
comentábamos mientras nos veíamos en aquellas fotos. Estábamos a la última moda y en ese momento
jurábamos que íbamos divinas de la muerte.
La verdad es que pasamos un día muy ameno, dando luz verde al recuerdo,
ya que toda la familia se encontraba reunida celebrando el día de San
Juan. Gracias a los adelantos
tecnológicos, a través del teléfono móvil, enviamos algunas de esas fotos
antiguas, en blanco y negro pero maravillosas y entrañables, a familiares de
diferentes países. A través de ellas la
familia la familia estuvo unida al completo, comentando y disfrutando de ellas;
esos pedacitos de ayer, atrapados para siempre en esas fotos.
viernes, 6 de julio de 2012
PASODOBLE: ISLAS CANARIAS de Clotilde Torres
Con este
título, creo que sobran explicaciones. La letra lo dice todo. Dentro de ella caben todas las islas y sus
habitantes, ya sean canarios o de otros países.
Los canarios hemos sido siempre, personas amables y cariñosas con los
que vienen de afuera. Nuestra idiosincrasia
nos hace ser acogedores y como tales, recibimos a todos los que llegan
aquí. Estamos en un lugar de privilegio,
entre Europa y América y eso nos da un carácter abierto.
Los canarios
pensamos en el fondo de nuestros corazones que, como Canarias no hay dos. Todo el que viene se queda; por algo será.
Islas Canarias, Islas
Canarias,
vergel de belleza sin par,
son nuestras Islas Canarias,
que hacen despierto
soñar…
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