jueves, 13 de diciembre de 2012

LOS SECRETOS de Esther Morales Fernández




Han pasado los años y, a pesar de ello, ella aún se acuerda de aquel momento en el que él vino a despedirse, con una claridad total, como si solo hicieran horas de aquello.
-Vengo a despedirme –le dijo Diego.
-No sabía que te ibas –contestó ella.
-Sí, me voy con mis padres y mi familia –le confirmó.
-¿Te vas por mucho tiempo? –le preguntó, muy triste,  Carolina.
-Sí, me voy para siempre –le dijo él.
Carolina apenas podía contener las lágrimas.  Para ella era una desagradable sorpresa.
-No sabía que tus padres se marchaban –insistió ella buscando una explicación.
-Sí, se van al pueblo porque compraron una finca y la van a cultivar.
Diego le ocultó que ya se había enrolado en las filas del ejército, para ir a la guerra y Carolina pensó que mejor no le decía que estaba esperando un hijo de él.
-Espero que me escribas –le suplicó ella
-Te escribiré y recordaré todos los días de mi vida
Y se marchó.  Ambos se habían quedado en compañía de sus secretos.

1 comentario:

  1. El sabor de las despedidas definitivas es amargo. Queda patente en tu relato.

    ResponderEliminar

Nos gusta saber tu opinión, sea cual sea. Déjanos un comentario. Gracias