Tocó el timbre y esperó a que se abriera la
puerta. Ésta empezó a abrirse
lentamente.
Ramón, que esperaba cegado por la ira, le dio una
patada, con rabia, para acelerar su recorrido y se abalanzó sobre Carmen, su
mujer, tomándola desprevenida; sin darle oportunidad de reaccionar para
defenderse.
El corazón de ella, acostumbrado a su latir acelerado,
impulsado por la maquinaria del miedo, empezó a desampararla, al mismo tiempo
que aquella tristeza muda que la perseguía, como una sombra.
Allí se quedó su mirada, perdida en ninguna parte,
junto a su corazón que, lentamente, mermaba sus latidos.
Breve pero intenso relato que recrea la triste atmósfera que envuelve la violencia de género, con un final trágico como, desgraciadamente, suele ocurrir.
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ResponderEliminarCuanta tensión y angustia en tan pocas lineas. Deberías de seguir escribiendo este tipo de relatos. Te felicito, conseguiste dejarme los sentimientos de "Carmen" dentro de mi.
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