Una tarde, lo escuché cantando en una tienda de animales, mientras compraba el pienso para mi perrita. Me enamoré de él en cuanto escuché su canto. Lo compré y después de quince años, aún sigue haciéndome compañía y regalándome su melodiosa voz. Es mi ruiseñor.
Dulce y breve historia llena de música y de sentimientos que traspasan el papel y llegan al corazón, pese a su sencillez. Muy bonito.
ResponderEliminarEs realmente bello. En la sencillez radica la profundidad.
ResponderEliminarDe una dulzura conmovedora
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