80 GRAMOS DE AZÚCAR GLAS
Recibí un paquete por correo. Era una caja pequeña que abrí de inmediato, completamente intrigado. Fue después de hacerlo cuando me di cuenta de que no era para mí; definitivamente el remitente se había equivocado y supuse que el verdadero destinatario sería el vecino del piso de arriba, con quien comparto nombre. Avergonzado por haberla abierto sin haberme asegurado antes, pensé devolverla y comentarle lo sucedido. Pero, la curiosidad mató al gato, ya se sabe y, dado que estaba abierta, decidí saber lo que contenía. A mi me pareció ver unas cuantas bolsitas de azúcar glas, aunque no estaba seguro. En esa indecisión estaba cuando sonó el timbre de mi puerta. Cuando la abrí escuché como una voz decía: Buenas tardes, Policía Nacional.
Mi niña, lo relatas tan natural que me he creido fue real, ¡que susto!, pensé que en menudo lio te habías metido sin saberlo.
ResponderEliminarPerfecto.
Besitos.
Muy bien llevado, tiene ritmo y un final sorpresivo.
ResponderEliminarEl humor, indispensable en un cuento.
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